Se que el motivo de esta entrada es algo complicado y, ciertamente, intentar desarrollar esta idea en una entrada de blog sea una idea muy simplista. Por ello, pido disculpas por adelantado a quienes pueda parecer que este no es lugar adecuado para escribir sobre esto. Ahora, al turrón.
¿Era Tolkien racista?
Empezamos con fuerza. Este es un tema largamente debatido desde hace muchos años. El creador de la saga de fantasía épica más conocida de la literatura universal, que ya es decir, El Señor de los Anillos, saga que, todos me permitiréis decir, abrió las puertas de la imaginación de tantos y tantos autores posteriores de novelas, juegos de rol, cómics y un largo etcétera (con permiso del señor Robert E. Howard). Lingüista magistral, gran amante de la lengua española, y profuso creador de lenguajes con los que ambientar y dar trasfondo a los personajes de sus novelas, estamos ante todo un ejemplo del daño que puede hacer una visión simplificada y obtusa a una personalidad tan importante para la Literatura, un hombre de ideario complejo, cuya vida transcurrió en uno de los periodos más convulsos de la Historia.
John Tolkien luchó en el bando británico en la Primera Guerra Mundial. Aunque nació en Sudáfrica, su familia se mudó al Reino Unido cuando él tenía tres años. Aunque era de ascendencia germánica, su amor por su patria del que hizo gala fue demostrado no sólo con su paso por las trincheras, sino a lo largo de su vida, y buena prueba de ello era su intención de que El Señor de los Anillos y la Tierra Media en general fuesen una mitología que los ingleses pudiesen llamar propia. Es por ello falso, para empezar, el argumento que esgrimen algunos que pretenden relacionar esta mitología con la nórdica –palabra que, por cierto, a Tolkien no le gustaba demasiado, como podéis comprobar en sus Carta nº294-.
Si hay que decirlo todo, diremos que Tolkien apoyó abiertamente al bando franquista en la Guerra Civil Española; debido a su profunda religiosidad, se opuso totalmente al bando “rojo” que se dedicó a quemar y destruir templos católicos en la misma época –ver Carta nº83-. Del mismo modo, afirmó que la Unión Soviética era una amenaza para Europa mayor que Hitler, manteniendo que los soviéticos intentaban a toda costa poner a Inglaterra y Francia en contra del alemán. Aún así, siempre condenó el ideario racista nazi y su antisemitismo. Conocida es su Carta nº30 en relación a este tema. En ella, Tolkien responde a unos editores alemanes que, a la sazón de querer publicar una edición traducida de El Hobbit, preguntaron al escritor si tenía ascendencia aria. La respuesta fue la siguiente:
25 de julio de 1938 20 Northmoor Road, Oxford
Estimados señores:
Gracias por su carta... Lamento no tener muy claro a qué se refieren con arish. No soy de extracción aria: eso es, indo-iraní; que yo sepa, ninguno de mis antepasados hablaba indostano, persa, gitano ni ningún otro dialecto afín. Pero si debo entender que quieren averiguar si soy de origen judío, sólo puedo responder que lamento no poder afirmar que no tengo antepasados que pertenezcan a ese dotado pueblo. Mi tatarabuelo llegó a Inglaterra desde Alemania en el siglo XVIII; la mayor parte de mi ascendencia, por tanto, es puramente inglesa, y soy súbdito de Inglaterra; eso debería bastar. No obstante, me he acostumbrado a considerar mi apellido alemán con orgullo, y seguí considerándolo así durante todo el periodo de la lamentable pasada guerra, durante la cual serví en el ejército inglés. Sin embargo, no puedo dejar de comentar que si averiguaciones impertinentes e irrelevantes de esta especie han de convertirse en la regla en cuestiones relacionadas con la literatura, no está entonces distante el momento en que tener un apellido alemán deje de ser fuente de orgullo.
La averiguación en que se involucran sin duda obedece a las leyes de vuestro propio país, pero que éstas deban aplicarse a súbditos de otro Estado no es correcto, aun si tuvieran (y no la tienen) la menor relación con los méritos de mi obra o la conveniencia de su publicación, de la que parecen estar satisfechos sin referencia alguna a mi Abstammung [genealogía].
Confío en que encontraran la respuesta satisfactoria,
atentamente suyo,
J.R.R. Tolkien
Dicho todo esto, opino que el señor Tolkien no era en absoluto racista. Es más, se le conoce más por sus ideales pacifistas (había perdido a muchos amigos en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y ello le hizo repudiar los conflictos armados) e incluso ecologistas, como se puede apreciar en los últimos capítulos de El Retorno del Rey, cuando los hobbits, llegados de su épica misión de destruir el Anillo Único, retoman una Comarca vilmente industrializada por el cobarde Saruman.
Entonces, ¿por qué los malos eran negros?
En el mundo de fantasía de J.R.R. Tolkien, convivieron muchas razas y especies inteligentes. Entre ellos, había razas, digamos, superiores, y bondadosas, y otras razas de cultura más pobre o incluso de vileza innata.
Los elfos eran ensalzados como una raza superior, los favoritos de los Valar (el panteón de la Tierra Media). Y, aunque éstos eran de piel pálida, no todos eran rubios –de hecho, los elfos noldor, la raza más noble, eran morenos-. No olvidemos que la Tierra Media era un re-imaginación de nuestro mundo, una mitología que Tolkien quiso regalar a sus compatriotas. De hecho, las asociaciones geográficas norte-sur/bueno-malo no son del todo correctas. Baste citar al Silmarillion, en el cual aparecen las tierras del Norte como el hogar del dios oscuro Morgoth.
Sacándole punta a la imaginación, podemos asociar a los hobbits de la Comarca como el campesinado inglés del siglo XIX –genialmente recreado por Peter Jackson en la adaptación al cine-. Y no se a vosotros, pero estos hobbits no se me parecen en nada a una raza físicamente superior, altos, rubios y de ojos claros.
Y, aunque en la Tercera Edad los Haradrim u hombres “oscuros y cetrinos” del sur ayudan a Sauron en la Guerra del Anillo, si echamos mano de nuevo al Silmarillion encontramos a la tribu de Bór, que fue fiel a Maedhros, uno de los poseedores de los Silmarilli. Más aún, los Drúedain u hombres del bosque que prestan ayuda a los Rohirrim en El Retorno del Rey fueron considerados por los elfos como parte de los Atani, que es lo mismo que decir las razas nobles de los humanos. A los drúedain de les describía como “bajos, pero anchos y de pesadas nalgas, con ojos hundidos, cejas espesas y narices chatas”
Por último, recordemos que la trama principal de El Señor de los Anillos habla de la caída de los pueblos libres de la Tierra Media ante la astucia del Señor Oscuro debido a sus propios defectos de vanidad, avaricia o corrupción. Una Tierra Media donde no todos los numenóreanos -la raza más noble de los humanos, de la cual Aragorn es descendiente- son buenos (recordemos a los corsarios de Umbar o numenóreanos negros), donde a los rohirrim, de quienes se dice que Tolkien tenía en una estima especial, el rey drúada reprende por cazar a su pueblo como si fuesen animales; donde también había otras tierras lejanas, como Dorwinion, hogar de pueblos humanos pacíficos y productores de un vino exquisito. En definitiva, es injusto simplificar toda la vida y todo el legado de un hombre que ha aportado tanto a la imaginación y el arte por lecturas maniqueístas y sesgadas de su obra.
Dicho esto y, para no alargar demasiado esta entrada, ponemos punto y seguido. En la próxima, hablaremos de una nueva interpretación de la idea de raza y posibles lecturas xenófobas en juegos de rol de fantasía épica. ¡Paz!
Nota: esta entrada ha sido creada en parte gracias a un estupendo artículo que podéis leer aquí y, cómo no, gracias también a Wikipedia. Del mismo modo, os aconsejo la lectura de toda la obra de Tolkien, e incluso de su Cartas, que nos pueden ayudar a comprender el contexto histórico y personal de este gran artista.
Yo recomiendo "Tolkien: Hombre y mito", de Joseph Pearce, que ahonda en toda su vida, incluyendo un apartado religioso tan importante para él.
Por cierto, estupendo artículo, Alvar, lo del racismo de Tolkien era algo que había oído por ahí, pero nunca tratado abiertamente y con objetividad.